El resurgimiento de la delgadez extrema como ideal cultural no es simplemente una molestia superficial; Representa una amenaza real para la salud pública, especialmente para los jóvenes. Celebridades como Ariana Grande y Cynthia Erivo aparecen de manera destacada en los medios de comunicación promocionando la próxima película “Wicked”, y sus cuerpos, junto con los de otros en la industria del entretenimiento, están siendo glamorizados como aspiracionales. Esta tendencia coincide con la disponibilidad generalizada de medicamentos para bajar de peso como Ozempic y Wegovy, que se utilizan cada vez más no por necesidad médica sino para lograr una pérdida de peso rápida y extrema.
El ciclo de los mensajes tóxicos
Durante décadas, las mujeres han sido bombardeadas con el mensaje de que la belleza equivale a delgadez, la disciplina significa restricción y que los cuerpos deben ser controlados para que sean aceptables. Si bien el movimiento de aceptación del cuerpo ha logrado avances en el desafío de estas normas, el actual cambio cultural hacia la reducción del tamaño de los productos farmacéuticos socava esos logros. La promoción de la delgadez extrema como bienestar envía un mensaje peligroso: más delgado siempre es mejor, independientemente de los medios.
La autora relata una experiencia personal, recordando cómo su madre equiparaba la delgadez con el valor y cómo este mensaje impregnó su adolescencia. Esto llevó a una lucha de 30 años contra los atracones y las purgas compulsivas, lo que puso de relieve el impacto devastador de la vergüenza internalizada y la presión social.
El aumento de los trastornos alimentarios y una industria multimillonaria
La nueva ola de delgadez no se limita a las alfombras rojas; impregna las redes sociales, las aulas y las conversaciones cotidianas. Los trastornos alimentarios están aumentando, especialmente entre las niñas, a medida que los centros de tratamiento informan de aumentos dramáticos en el número de pacientes. Esta tendencia está impulsada por una industria de la belleza de 450 mil millones de dólares y un mercado de pérdida de peso de 163 mil millones de dólares que se beneficia del autodesprecio y la inseguridad.
El autor enfatiza que el problema es más sistémico que personal, y está arraigado en fuerzas económicas que explotan las ansiedades sobre la imagen corporal. El cambio cultural hacia los trastornos alimentarios y las crisis de salud mental es el resultado directo de un sistema que equipara valor con peso.
Una batalla ya peleada
Millones de mujeres han luchado para desaprender los estándares de belleza tóxicos y aceptar la aceptación del cuerpo. El resurgimiento de la delgadez extrema se siente como una regresión, lo que obliga a quienes alguna vez encontraron la paz con sus cuerpos a revivir luchas del pasado. El autor sostiene que la próxima generación merece una cultura que rechace la pérdida de peso como una victoria moral, por lo que los jóvenes no necesitan hacerse daño para ser considerados bellos o valiosos.
Este último cambio cultural obliga a muchos a revivir luchas pasadas contra los trastornos alimentarios, la vergüenza y el aislamiento. Merecemos una cultura que se niegue a tratar la pérdida de peso como una victoria moral.
El autor concluye instando a la sociedad a priorizar la salud sobre ideales corporales poco realistas y proteger a las poblaciones vulnerables de los peligros de la delgadez extrema.
Si tiene problemas con un trastorno alimentario, llame o envíe un mensaje de texto al 988 o chatee con 988lifeline.org para obtener ayuda.



























